domingo, 17 de julio de 2011

Capitulo 4. ~You've made me who I am~

[Scootter se calló de golpe y me miró asombrado.
Scootter: ¿Qué?--- dijo sin salir de su asombro.
Yo: Que me quiero quedar. Mañana volveré al hospital.]

Scootter: Vaya.. eso… ¡vaya! Primero sonriendo, ahora esto…¿Seguro que eres Justin?
Yo: Eso espero.
Scootter: Bueno, vale, quédate si es lo que quieres.---intentó mostrarse indeferente.
Lo conocía muy bien. En el fondo estaba que daba saltos de alegría. ¿Su chico visitando un hospital dos días consecutivos? ¿Qué mejor publicidad? Él sólo pensaba en la imagen, la imagen y si eso… algo de imagen.
Scootter salió de la habitación y yo le seguí, quería cenar algo. Pasé por la habitación de Kenny y se apuntó al plan. Bajamos por el ascensor. Tenía claustrofobia, pero estaba intentando vencer al miedo. Llegamos al buffet.
Kenny: ¿Qué? ¿Preparándote para tus vacaciones?--- dijo poniendose un filete en el plato.
Yo: No, nos vamos a quedar aquí unos días.--- cogí un trozo de pizza.
Kenny me miró asombrado.
Kenny: Mmmm… ¿Qué estás tramando?
Reí.
Yo: ¿ Porque me quiera quedar unos días tengo que estar tramando algo?
Kenny: Exacto.
Yo: Vale, te lo confesaré…--- hice un gesto de que se acercara y miré a mi alrededor.
Kenny hizo lo mismo y acercó su oído.
Yo: Me he aliado con unos terroristas y mañana vamos a poner una bomba en el hospital.--- susurré.
Kenny me miró asustado. Intenté mantenerme serio, pero su cara de miedo era irresistible. Solté una carcajada de las que hacía tiempo que no soltaba. Enseguida me pegó un puñetazo en el hombro.
Kenny: Veo que Justin y su sentido del humor han vuelto.. Ahora en serio, cuéntame qué ha pasado.
Yo: He encontrado a Christian.
Kenny: ¿A Little Beadles? ¿A nuestro Christian?
Yo: El mismo.
Kenny: ¡Eso es fantástico!¿Dónde está?
Yo: En el hospital.
Kenny: ¿En el hospita? ¿Qué le ha pasado?
Yo: Ven conmigo mañana y lo sabrás.
Seguimos la velada entre risas y bromas y finalmente subimos a nuestras habitaciones. Me tiré en la cama exhausto y al minuto acabé dormido. Había sido un gran día.
Al día siguiente me despertó Kenny. ¿Cómo? Pues como solía hacer en los viejos tiempos: tirándose encima de mí y cantando “Baby”.
Me vestí rápidamente y bajamos a desayunar haciendo una carrera. Me llevé por delante a cinco o seis mujeres, una de ellas mi madre, pero gané.
Me cogí un café y nos sentamos en una mesa apartada a desayunar sin sobresaltos. A los pocos minutos se incorporó mi madre.
Mamá: Hola cielo.--- me dio un beso en la frente.--- Me encanta verte con tanta vitalidad, mi amor.--- sonrió como ella sólo sabe hacer.--- Hola Kenny.
Kenny y yo: Hola mamá.
Mamá: ¿Dónde vais tan temprano?
Yo: Al hospital.
Mamá me miró extrañada, pero a la vez con un brillo en los ojos.
Mamá: Eso está muy bien, cielo. Ya me contarás.
Seguimos desayunando y riendo. Noté cómo mi madre me miraba de reojo y sonreía. Supongo que aún no se había acostumbrado a verme constantemente sonriendo.
En cuanto terminé de desayunar, me levanté de la silla y arrastré a Kenny a la salida, no sin antes darle un beso a mi madre.
Yo: Adiós mamá. Luego vendremos.--- y salí corriendo seguido de Kenny.
Mamá: ¡Cuidado!--- gritó.
Demasiado tarde. Me acababa de llevar por delante un pila de vasos y platos amontonados que no deberían de haberse interpuesto en mi camino.
Yo: ¡Lo siento! --- exclamé saliendo por la puerta.
Estaba impaciente por ver a Christian, y, bueno, para qué negarlo, a Patricia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario